viernes, 25 de marzo de 2011

Una cruzcampo en Tokio


Vengo de cenar. Hoy era viernes y había que tomar una cervecita. La sorpresa ha sido que en Viento, un bar al que acudo con frecuencia, han traído Cruzcampo. Me ha faltado tiempo para pedir una con unas aceitunas. Carísima la broma. Y viene esto a cuento porque, según dicen los medios de comunicación en España, el agua embotellada en Tokio está "agotada". Simplemente, mentira. La gente acapara el agua cada vez que es repuesta en supermercados, máquinas de bebidas, etc. Pero es que máquinas de bebidas hay millones, repartidas cada veinte metros o menos por todo Tokio. Si no hay en una, la compras en la otra. Y si no, te esperas.
Sé que -visto muy a la ligera- en un país con el grado de desarrollo que puede tener Japón, parece que no es normal que haya desabastecimiento de agua embotellada. Pero eso es lo que realmene hay, problemas en el abastecimiento. En la reposición que dice la gente de la hostelería. No se ha agotado, es más, si no fuera este país como es, seguramente el problema del agua sería real, estaría agotada.
Mirad que vengo de Manila de disfrutar de la San Miguel que allí es la reina de las cervezas y a un precio insuperable, pero esto de encontrar Cruzcampo en Japón me produce siempre una sorpresa que me hace pedirla sin posibilidad de resistencia. Como la que os pongo en la foto que está hecha hace un mes y pico en el restaurante Arbequina de Kurume en Kyushu, donde un sábado "amediodía" me topé con la cruzcampo (podéis echarle un vistazo al menú que, aunque parezca mentira, incluye una especie de boquerones en vinagre).
De tal forma que uno -sin hacer mucho caso de lo que cuentan otros- se toma la cruzcampo con las aceitunas (y un relleno de sardina, unas gambas salteadas y una parrillada de verduras) porque, queriendo como quiere disfrutar de una cena como Dios manda, se regocija pensando que además obtiene un buen complemento de hidratación. Para eso era viernes.

sábado, 19 de marzo de 2011

Gris terremoto


No quiero parecer masoquista, porque no lo soy. Pero, aunque estoy en Manila desconectando de los cuatro días de tensión vividos, sólo -sigo poniendo la tilde- quiero comentaros que para mí existe un nuevo nombre de color. Es el que quiero llamar como color "gris terremoto". Ese era el color del 11 de marzo pasado a las tres menos cuarto de la tarde en Tokio. Entre plomo y ceniza. Ese color y el ruido de los edificios crujiendo son las cosas que se me han quedado para mis adentros y que no se van ni en esta desconexión manileña. A ver si escribiendo aquí se me pasa, jeje.
Por lo demás, lo único que puedo hacer es daros las gracias por vuestros cariñosos mensajes, aunque es verdad que, mientras que duré en Tokio, supusieron un presión como nunca antes había sentido. Entre todos me empujasteis a salir de Japón. No sé si era la mejor decisión, pero esta es la que tomé.
Os dejo con una representación del "gris terremoto", aunque no era este gris, era diferente...

martes, 15 de marzo de 2011

Los niños jugando en Tokio


Voy a escribir solo unas pocas líneas porque están siendo días muy tensos y estoy cansado. Quiero comentar que hay problemas de transporte y de cortes de electricidad (por zonas) y esto hace que la vida no pueda volver a la rutina diaria. Nos piden que ahorremos energía y, dicho y hecho, hoy hemos trabajado con la mitad de la iluminación que usamos normalmente y la mitad de la calefacción. Lo bueno es que, no hemos sido solo nosotros, estoy seguro de que está todo Japón ahorrando energía, todos a una. Imagináos la cantidad de ahorro que puede suponer que domésticamente todos recorten un 30, 40 o 50% el consumo. Por lo demás, todo está un poco a la espera de los acontecimientos. Tokio está muy tranquilo, todos los días parecen domingo, jeje. Pero hay actividad y como muestra de ello os dejo con la foto que he hecho esta mañana -al pasar hacia mi trabajo- a los mismos niños que os ponía en la entrada anterior con su protección antiterremotos. Hoy estaban jugando en el mismo patio de la escuela... Normal, ¿no?

sábado, 12 de marzo de 2011

Terremoto en Japón


Lo primero es agradecer a todos los mensajes, correos, comentarios, llamadas telefónicas, etc que habéis hecho dando ánimos. No quiero escribir ningun comentario sobre cómo lo hemos vivido porque, a pesar de que ayer me tomé las cosas con filosofía, hoy veo que el tema es muy serio y ha habido muchas víctimas. Sólo decir que estoy bien y que, aunque todavía se suceden las réplicas, todo se va normalizando y, para no acabar tan serio, que ya están colocados los libros en la biblioteca.

Os dejo con una foto de la escuela cercana a mi trabajo y centro de refugio del barrio, a los pocos minutos del terremoto. Podéis ver a los niños perfectamente protegidos para esta emergencia.

jueves, 3 de marzo de 2011

El parque de Shinjuku


El domingo pasado me fui a pasear al parque de Shinjuku. Me habían dicho que ya se empezaban a abrir las primeras flores, en este caso, las de los ciruelos. La verdad es que es un sitio que te hace olvidar que estás en Tokio. Tiene varias zonas con diferentes tipos de arreglos y distribución de la vegetación. Hay pequeños lagos cruzados por puentes, todo dentro de la serena belleza japonesa. Yo no soy mucho de turismo doméstico, pero no me pude resistir a tomar algunas fotos. Las hice con mi móvil por lo que no hacen justicia a lo bonito que es el sitio. Hay que pagar 200 yenes para entrar, pero bien merece la pena pagarlos y, además, según tengo entendido, con eso contribuyes a la conservación del parque. Hay familias, parejas, grupos de amigos, etc y nadie molesta a nadie. Eso sí, mucha gente haciendo fotos. Yo ya me voy acostumbrando y saco fotos como si fuera japonés. Tengo guardadas en mi móvil varias fotos de mis shochu favoritos. El shochu es un tipo de bebida que viene a ser como un aguardiente y los hay de mucha graduación y, otros, bastante suaves (unos 20º). En Filipinas estaba el lambanog, pero este sí que era muy fuerte y "peligroso". Ya subiré las fotos de los shochu otro día.
Este es el enlace a las fotos del parque: