
Sigo con mis vacaciones en Badajoz. Sé que tengo el blog un poco abandonado pero es que, aunque yo creía que iba a tener más tiempo para escribir, los acontecimientos se suceden y no me dan oportunidad. Desde que he llegado no he parado de hacer cosas. Y lo bueno es que todo pasa de manera agradable. Como tiene que ser en vacaciones. Es decir, que estoy contento en Badajoz (justamente hoy es el ecuador de mi estancia en mi tierra). Algunos de vosotros sabíais que en Manila, un mes antes de venirme a España, comencé a sentir un dedo del pie entumecido. Allí me lo traté por si era a causa de alta concentración de ácido úrico, pues bien, ha resultado ser algo neurológico -un pinzamiento o algo así- que viene desde el 'matahogazo' (=fatiga extrema, en Extremadura) de la celebración del Día del Libro en abril. Llevo dieciséis inyecciones. Ahora parece que me siento el dedo.
Todo esto no quita para que esté pasando una magnífica Feria de San Juan en Badajoz. Hemos salido varias veces y he probado de todos los productos de la tierra. A los españoles no hace falta explicaros que los productos de la tierra extremeña están muy ricos, je, je. A los filipinos deciros que algunos de esos productos se venden en las mejores tiendas de 'deli' del mundo. En fin, insisto, que estoy contento. Os dejo con una foto tomada el pasado lunes a las 8 de la tarde, a la vuelta de haber estado comiendo y copeando en la feria de día en el casco antiguo de Badajoz. El edificio es el de los antiguos almacenes "La Giralda", un edificio regionalista de los '30 que está junto a la ermita de la Patrona de Badajoz, Nuestra Señora de la Soledad (a la derecha). También se pueden observar algunas vallas correspondientes al incomodísimo Plan E. ¡Ah!, la foto no es mía, es de Antonio Serrano.