domingo, 15 de agosto de 2010

Poco tiempo queda


Pues empezamos la cuenta atrás para salir de Manila. Después de más de cinco años, toca decir adiós. No sé cómo voy a subtitular este blog a partir de septiembre, se aceptan sugerencias, jeje. Estos días están siendo bastante movidos -quién lo diría, en agosto- porque estoy intentando dejar todos los temas cerrados de la mejor manera posible. También es tiempo de despedidas que se llevan con una mezcla de agradecimiento y melancolía. Víctor Hugo decía que la melancolía es la felicidad de estar triste. No es que me entristezcan las despedidas, antes bien las disfruto mucho, pero la salida de un sitio donde dejas amigos, costumbres, trocitos de tu vida, etc. siempre es difícil. Filipinas va estar siempre aquí, en este blog y conmigo. Bueno, que más que melancólico me estoy poniendo nostálgico, y todavía no me he ido. Manila está más o menos tranquila y nos sigue lloviendo intermitentemente y creo que así continuará en el poco tiempo que queda. Para compensar un poco el escaso período que suponen las tres semanas que me quedan en Manila os dejo con la primera fotografía completa del universo (tomada por el telescopio espacial Planck de la Agencia Espacial Europea). En ella se puede observar la luz más antigua del cosmos y restos de la explosión que hace 13.700 millones de años dio origen al Universo. ¿Cinco años?, ¿tres semanas? Nada, jeje.

domingo, 8 de agosto de 2010

No pasa nada


Si en el siglo XVI Paracelso decía -con razón- aquello de que "quien no conoce nada, no ama nada", ahora tengo yo que decir que no pasa nada y que estamos estupendamente. Aunque el blog ha estado parado desde mis benditas vacaciones, he estado informado del devenir de casi todos los blogueros y, que yo sepa, todo mundo está bien. Es un decir. Quiero decir que es un decir que no pasa nada. En este tiempo, he estado un mes largo en Badajoz, he celebrado mi cumpleaños y otras muchas (muchísimas) celebraciones, Noynoy Aquino ha tomado posesión como presidente de Filipinas, ha pasado un tifón por Manila (sin mucho problema, gracias a Dios), se ha publicado una reforma laboral en España, España ha sido campeona del mundo en fútbol, he vendido mi coche filipino, me han visitado los de la mudanza, y un sin fin de "nadas". Lo importante para mí es que todos estamos bien y hemos sobrevivido. Digo bien, algunos están más que bien porque están de vacaciones, cosa que yo olvidé hace ya más de un mes, 'sic transit gloria mundi' que decía el optimista aquel.
Manila lleva unas semanas llovida. Bien llovida. No hay día que no llueva con la grandiosidad de la lluvia tropical. Pero lo llevamos con mucha paciencia y, sobre todo, con mucho arte (que se dice por Andalucía). Tengo un trajín de paraguas que me lleva a equivocarme sobre en qué momento va a llover. Es decir, que me he mojado más de un día porque, a pesar de llevar más de cinco años aquí, todavía no controlo la capacidad que tienen los filipinos de la calle para predecir que lo que se acerca es 'malakas ulan', que viene a querer decir algo así como un chaparrón de los de mucho cuidado.
Bueno, me tenéis que disculpar el tono más o menos festivo de esta entrada después de tanto tiempo sin escribir en el blog. Y es que escribo una vez que he llegado a casa en domingo -recordad que no trabajo los lunes- después de haber dado buena cuenta de una cena en Casa Armas y de unos rones con cola para quitar el gusanillo de la temporada de lluvias. Os dejo con una ilustración de un buen Tanduay (el ron filipino por excelencia) con Cocacola (creo que no necesita presentación).